martes, 24 de marzo de 2009

Antecedentes II

Hacia 1780 Hispanoamérica era un gran conjunto de divisiones políticas y administrativas, bajo el poder de la Corona Española, los Borbones.
Fue justamente esas divisones internas la causa principal de no poder enfrentarse a los poderosos del mundo y desarrollar rápidamente la industria. Además de no tener las condiciones de desarrollo necesarias, un dato nada menor.
A lo que voy es que desde la Conquista, las divisiones internas fueron las que nos sometieron al poder extranjero, y por lo general, al momento de descubrirlo, ya era demasiado tarde.
El resentimiento acumulado por los criollos contra los españoles, vio en la invasión napoleónica una posibilidad de comenzar a desvincularse de la ahora deslegitimada autoridad ejercida por un extranjero con todas las letras o por una junta liberal (Consejo de Regencia) amparada por Gran Bretaña y enemiga de Napoleón.
Esto puso en la disyuntiva a los líderes locales. Buscaron una salida pragmática donde reconocían a Fernando VII como Rey, pero… ya que estaba encarcelado, bueno, iban a manejar los asuntos de gobierno en su nombre. De esto a la independencia hay sólo un paso. Esto sucedía en el Río de Plata. De forma totalmente opuesta en México el Padre Morelos reivindicaba los derechos indígenas y de negros, abolía la esclavitud y proclamaba una igualdad social de forma tan estruendosa que helaba la sangre de todo criollo o europeo que lo escuchaba. Era necesario proclamar una independencia sin contenido social, que procurara garantizar los derechos comerciales de los independentistas, y no dañara la escala social en el continente. Como vemos, ya se perfilan dos formas absolutamente diferentes de percibir la Independencia. Una, completamente indigenista, frontal (no andaba con subterfugios), abierta, continental y otra, más aristocrática, regional, centralizada. La unidad comienza a tener sus primeros enemigos, ¿Cómo se iba a alcanzar la Unidad si justamente quienes encaraban el proyecto emancipador siquiera tenían intención de hacerlo en forma más consensuada?.
Tendrán que pasar algunos años hasta que Simón Bolívar y José de San Martín hablaran el mismo idioma y se encaminaran hacia un entendimiento, olvidando las apetencias personales. Ello se ve reflejado en la Entrevista de Guayaquil.
Posterior a la reunión de Gauayaquil, exitosa o no y luego de la independencia de muchos de nuestros países, el libertador Simón Bolívar llamó a un Congreso en Panamá. El mismo tenía por objetivo que los estados constituyeran una Confederación que uniera todos los esfuerzos locales bajo un solo manto. El Congreso fracaso. Claro que no sin la ayuda de Gran Bretaña y los Estados Unidos que vieron en esto una situación desagradable. Es preferible tener muchos pequeños con quien negociar que sólo un grande. Esta fue la primera posibilidad que dejamos escapar. ¡Aldón, Aldón, Aldón Pirulero! ¡Cada cual atiende su juego!

1 comentario:

  1. Muy bueno el blog Germán. Para la próxima podrías hacer una relación entre colonialismo e imperialismo.
    Un abrazo,

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